Cuidemos a las niñas y a los niños
- Asociacion Kankunapa
- 23 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Tradicionalmente se ha entendido la navidad como un periodo de amor y de cariño, de reencuentro con viejas amistades y con familia. En el caso de los niños y niñas se enfatiza en los regalos que van a recibir y en el tiempo de vacaciones escolares. A tenor de todo esto y sumado a lo que nos cuentan los medios de comunicación y la publicidad, puede parecer que la navidad es un tiempo exento de peligros, pero no siempre es así.
En el caso concreto de niños y niñas, durante este periodo van a compartir tiempo y espacio con familia lejana y en ocasiones desconocida, y con amigas y amigos de sus padres. En estos casos hay una situación que se puede volver recurrente y que es peligrosa, el pedir al niño o niña que de un beso o abrazo a una persona adulta desconocida o a quien simplemente no le apetece.
Una muestra de cariño que para una persona adulta puede no tener importancia y resultar algo meramente simbólico, para un niño o una niña pequeña puede suponer una invasión de su espacio personal y una situación muy desagradable.
Cuando pedimos u obligamos a un niño o niña a que de un beso o abrace a alguien en contra de su voluntad, también estamos enseñando que sobre su cuerpo y sobre sus muestras de afecto y de cariño, mandan las personas adultas. Si pensamos en la misma situación con personas adultas no veríamos normal que alguien tenga que mostrar cariño por obligación, e incluso sería motivo para pensar en la presencia de un abuso o acoso.
Es importante hacer una reflexión sobre esto, ya que en ocasiones las personas adultas invalidamos los deseos de los niños y las niñas bajo una justificación de “autoridad”. Pero cabe preguntarse qué puede llevar a un niño o una niña a no querer dar un beso o un abrazo a una persona adulta. También tendríamos que preguntarnos a nosotros y nosotras mismas que motivos tenemos como personas adultas para no querer besar y/o abrazar a determinadas personas. Seguramente, los motivos que nos llevan a las personas adultas a decidir a quién realizamos muestras de cariño son aplicables a las niñas y niños.
Respetar que un niño o una niña no quiera abrazar a alguien, es respetar su consentimiento y sus límites sobre su cuerpo y sobre su espacio personal. Y esto es algo que se debe educar desde pequeños y pequeñas y en cada momento en que se de la oportunidad.
Según datos de la Fundación Anar, la mitad de las personas adultas que cometen abuso sexual son personas conocidas para el niño o niña abusada. Este dato nos demuestra la importancia de respetar los límites que un niño o una niña establece. Promover y obligar a muestras de cariño hacia un familiar, por el simple hecho de ser familiar implica que el niño o niña reciba el mensaje de “con esta persona mis límites no son tomados en cuenta y no importan” con todo el peligro que ello conlleva.
Además, muchos niños y niñas pequeñas por desarrollo aún no han desarrollado por completo la capacidad de expresarse a través del lenguaje verbal, por lo que una negativa de este tipo puede expresar algo más que un simple “no quiero dar un abrazo”.
De este modo, os invitamos a respetar y observar los deseos de los y las más pequeñas, y empatizar con su derecho a poner límites sobre su espacio personal y sobre sus cuerpos. Solo desde el cuidado, el amor y el respeto real a las necesidades de todas y todos podemos construir relaciones familiares que se sostengan sobre la seguridad y la confianza.





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