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JUSTICIA SOCIAL

  • Foto del escritor: Asociacion Kankunapa
    Asociacion Kankunapa
  • 20 feb 2023
  • 3 Min. de lectura

El Día Internacional de la Justicia Social se celebra, según la ONU, con el objetivo de reivindicarlos valores del contrato social para que mantengan la voluntad de equidad e igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su raza, género u orientación o identidad sexual.


Las crisis económicas y sanitarias recientes han agravado las desigualdades entre los países más ricos y los países más pobres, según datos de Oxfam Intermon el 1% de la población mundial acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020, lo que demuestra que lo previsible es que la desigualdad siga aumentando.


Las organizaciones sociales tenemos una gran responsabilidad en la lucha por la justicia social. La gran mayoría de entidades comunitarias y proyectos psicosociales, contamos entre nuestros objetivos principales la intervención con colectivos en riesgo y población vulnerable. La responsabilidad que tenemos en la cuestión emana del colectivo principal con el que trabajamos, y con la posible idea de que nuestra intervención se centra solo en estos colectivos.

Que nuestros proyectos se centren en estos colectivos es porque existen personas que viven en situaciones desfavorables, pero también se fundamenta en el sistema en el que vivimos, y solo con una mirada sistémica y global se puede realizar una intervención exitosa.


Desde las entidades sociales y comunitarias no podemos ser ajenos a la realidad, y esta no es otra que realizamos nuestras intervenciones dentro de un sistema desigual con multitud de estructuras y mecanismos que perpetúan dicha desigualdad. Debemos ser plenamente conscientes de esto, ya que de lo contrario entraríamos en un simplismo y en un reduccionismo que resultaría deshonesto para con la población con la que trabajamos.


No ser conscientes de la desigualdad de este sistema, produciría, entre otras cosas, intervenciones irreales y que derivarían en frustración e inoperancia. Si no partimos de esta base, podemos correr el riesgo de diseñar programas de intervención centrados únicamente en el individuo y creyendo que la solución a revertir las situaciones de desigualdad parte del trabajo del propio individuo.


Lo anterior es sumamente peligroso, pues deja a un lado todas las condiciones estructurales que posibilitan y crean la desigualdad que sufrimos. Además, hacer creer a la población con la que vivimos que la solución está en ellos, derivará en culpabilización.


Como agentes sociales debemos tener muy presente todo lo anterior y ser sumamente responsables. Debemos tener muy presente que no debemos reproducir mecanismos de intervención que perpetúen las situaciones desfavorables y de desigualdad, sino que nuestras intervenciones han de ir encaminadas al empoderamiento y a fomentar la conciencia crítica sobre las estructuras del sistema en el que vivimos.


Tal y como se recoge al comienzo del texto, la desigualdad existente entre los que más tienen y los que menos tienen es enorme, y lo peor es que dicha situación de desigualdad no se va a revertir como por arte de magia. Necesita de la denuncia y de la crítica de toda la sociedad. Es necesario que tengamos claro que la justicia social es incompatible con un sistema que premia y perpetúa la desigualdad.


Desde la asociación Kankunapa, promovemos que seamos críticos y críticas con el sistema e incluso con aquellas intervenciones que podemos llegar a realizar y que perpetúan la desigualdad.


Por un mundo en el que la justicia social sea una meta alcanzable y por un mundo en el que los que menos tienen no sean la mayoría social.



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